jueves, 11 de junio de 2015

La Mcdonalización de la Abogacía



La “Mcdonalización” de la Abogacía




Llevábamos tiempo dando nuestro punto de vista sobre este asunto en diversos foros, pero creo que es hora de que se extienda de un modo más amplio.

El título del artículo no es original, viene de un término empleado por el sociólogo estadounidense George Ritzer en su libro McDonaldization of Society (1995) para designar un fenómeno complejo. Aunque su aplicación al mundo de la Abogacía sí me la atribuyo, con su permiso, claro.

Siguiendo el esquema de este autor, hace una descripción de este proceso como de la asunción por la sociedad de las características de un restaurante de comida rápida. En este caso del ejercicio de la Abogacía.
Ritzer destacó cuatro componentes fundamentales de la McDonaldización:
  • Eficiencia: emplear el método más eficaz y directo para cumplir una tarea.
  • Cuantificación: emplear los recursos exactos para lograr la meta (en este caso una cantidad de comida concreta, expresada en el grosor de las patatas o los gramos de carne).
  • Previsibilidad: los servicios deben ser patrocinados, normalizados.
  • Control: los empleados deben ser patrocinados, normalizados y, donde sea posible, sustituidos por tecnologías no humanas.
Llegando a la conclusión de que con esos cuatro procesos, esa estrategia aparentemente razonable, según ese punto de vista, puede alcanzar resultados nocivos o irracionales.

            Pues bien, quiero unir a este tema la cantidad de publicidades “basura” (porque no puedo considerarlas como Low cost), que de un tiempo a esta parte estamos viendo en todo tipo de soportes, en relación con la oferta de servicios Jurídicos.

            Podemos ir desde grandes supuestos despachos que ofrecen GRATIS total la interposición de acciones para recuperar todo su dinero invertido en preferentes con el ofrecimiento del 100% de éxito y diciendo que ganan todos sus pleitos, hasta los “Vallistas” (léase a los que ponen su publicidad en vallas de alambre tipo cerca), que ni tan siquiera se identifican al consumidor como letrados y lo que informan es de un precio absurdo y un teléfono. Esto es la esencia de la Mcdonalización de la Abogacía.

            Siguiendo el esquema del señor Ritzer:  

La "Mcdonalización", sería tener algo rápido, idéntico, a cualquier hora, de la misma forma en que lo has adquirido la última vez y sin sorpresas. 

Lo cual no es aplicable a la Abogacía tal cual yo la entiendo y tal cual creo que debe ofrecerse al ciudadano, desde luego, cada cual que haga lo que le parezca, pero no es el servicio que ofrece Ruiz ReyAbogados. 

No hay que confundir, la aplicación de los medios tecnológicos y el abaratamiento de costes con ofrecer un precio que es falso o un servicio imposible de cumplir (me acuerdo de modelos de negocio como corporación dermoestética y otros).

En los 4 elementos básicos de la Mcdonalización:  

1.- La Eficacia: Todo está realizado de forma eficaz, sin errores. Las acciones se realizan de manera eficiente, en una serie de pasos y métodos, asociando la rapidez a lo positivo, es decir, lo más rápido es lo mejor (un ejemplo es que nos atiendan rápido, nos pregunten que menú queremos, nos pongan la bandeja y los productos... rápidamente).  

Podemos aceptar este elemento como mera eficiencia en el trabajo, el trabajo bien hecho de un abogado.

2.- Calculabilidad o Cuantificación: En dos sentidos, cantidad y tiempo. En cuanto a cantidad, asociamos la mayor cantidad, lo más grande, a lo mejor (mucha comida por poco dinero), es decir, mucha cantidad es sinónimo de calidad, aunque la comida no sea buena, o sea simplemente normal. 

            Aquí es donde habría que sopesar si un gran despacho o un modelo de negocio como Legálitas, por ejemplo, puede dar al ciudadano el asesoramiento o defensa jurídica que necesita. Evidentemente, en algún caso, por el precio que se paga al año le puede compensar a una persona, pero para un problema un poquito más complejo (y digo un poquito por ser generoso), probablemente no sea la solución a sus necesidades, y es ahí donde si la publicidad bestial induce a que contrates un servicio bajo promesas de cobertura total, luego el desengaño puede ser muy grande y por ende, somos todos los que ejercemos la abogacía los que en alguna medida vemos Mcdonalizado el servicio que prestamos, lo cual entiendo como injusto cuando menos.

            En España, la mayoría de los abogados ejercen de forma individual o en agrupaciones de tres personas como máximo, eso no es por casualidad. El trabajo que se desempeña es muy personal y en cierta manera ese es el valor añadido. Podemos quitar todos los restaurantes de calidad que hay en nuestro país y sustituirlos por Mcdonalds, seguro que eso no subiría el nivel gastronómico de nuestro país, pues igual en la Abogacía.

3.- La Predecibilidad: El producto idéntico. Saber exactamente con lo que nos vamos a encontrar, no esperar nada original ni novedoso. 

            Este punto es otro imposible, porque la propia esencia del derecho es su interpretación y ahí es donde está el verdadero arte de un jurista, esto no lo puede sustituir una máquina de poner demandas y además luego se vive cuando llegamos a juicio y la máquina de hacer “churros”, permítaseme la expresión, tiene que hablar y discutir y probar. Esta parte no la anuncian en su publicidad.

            Y por otro lado, no se le puede decir al cliente que esto está ganado o que se va a arreglar seguro si nos contrata, como estamos hartos de escuchar en algunos de estos anuncios, que son absolutamente demenciales y van contra la práctica habitual que nos podemos encontrar en un juzgado. El decir que se va a solucionar un problema de suplantación de indentidad porque mi abogado es de tal “Mcdonald” es decir mucho. La práctica te dice que nadie está blindado ante este tipo de delito y que no es fácil salir de él.

4.- El Control: Con la "Mcdonalización", todo está controlado, cada vez en mayor medida. Los empleados cada vez más especializados, realizan un número limitado de acciones y cada vez hay más máquinas para evitar que cometan errores o mejorar su productividad. (Unos empleados simplemente "fríen patatas", otros "atienden en caja"...). 

Pero no sólo controlan al personal, también a los consumidores de una forma más sutíl (asientos incómodos, líneas en el suelo indicando lugares, etc. que persiguen el objetivo de que comamos rápido y nos vayamos, cubrir esta necesidad rápidamente). 

            Esto en la Abogacía sería ofrecer un servicio que no quieren los consumidores, que no les  soluciona su problema y que crea una mala imagen para todo el colectivo, aún así,  existen despachos, asesorías etc. con “abogados” que no se ven y que supuestamente redactan miles y miles de documentos, todos firmados por el mismo letrado, curiosamente. Ni en tres vidas se podría trabajar tanto. 

¿Quién hace esos trabajos, requerimientos, contratos, etc? Ahí lo dejo.

            En resumen, que por lo menos no les engañen y puedan escoger entre comida basura y cualquier otra que se sirva en restaurante por un buen Abogado, que somos la Mayoría.

            No todo es precio y menos cuando se trata de sus Derechos.


Juan Ricardo Ruiz Rey
Abogado




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